El beso


                                                       FICHA TÉCNICA
                                                      Género: Simbolismo
                                                      Título: “El beso” ( original alemán :” Der Kuss”)
                                                      Autor: Gustav Klimt
                                                      Año: 1907-8
                                                      Material: Óleo sobre tela
                                                      Dimensión: 180 x 180 cm
                                                     Museo: Österreichische Galerie Beldevere de Viena.

BIOGRAFÍA

Gustav Klimt (Viena 1862- Viena 1918). Fue el más  famoso de los artistas del simbolismo austriaco de su tiempo. Uno de los más conspicuos representantes del movimiento modernista de secesión vienesa.

El movimiento de secesión vienesa, formó parte del muy variado  movimiento Modernismo. Fue fundada en 1897 por un grupo de 19 artistas vieneses que habían abandonado la Asociación de Artistas Austriacos. Como proyecto de renovación artística, trataba de reinterpretar los estilos del pasado ante los embates de la producción industrial que estaban desnudando estructura y estéticamente la realidad del arte y la sociedad de la época. Su primer presidente fue Gustav Klimt.

En 1876, con 14 años, se mudó desde su ciudad natal, Baumgarten, a Viena, la Viena de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Una Viena con un gran movimiento cultural, bajo la cual se escondía la capital más pobre y en la que el sexo ilícito era cada vez más y más frecuente: la Viena de la doble moral. Y eso se reflejó en la mayor  de la producción artística de Klimt.

Pero pese a todos estos datos, los aspectos personales de su biografía son aún un misterio. Sólo es posible revisar los hechos de su trayectoria pública, algo insuficiente para aclarar las complejidades de una obra refinada y hermética, cuyo elaborado simbolismo se atiene a menudo a claves íntimas.

Como él mismo aclaró: “No tengo talento para escribir o hablar, en especial si debo hablar de mi o de mi arte. Quien quiera conocerme debe mirar mis obras atentamente y tratar de ver en ellas lo que soy y lo que quiero hacer”.

Klimt pintó lienzos y murales con un estilo personal muy ornamentado, que también manifestó a través de objetos de artesanía, como los que se encuentran reunidos en la  Galería de la Secesión de Viena. Intelectualmente era afín a cierto ideario romántico, Klimt encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración. Sus obras están dotadas de una intensa energía sensual, reflejada con especial claridad en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz, en cierto modo heredero de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres.

Utilizó  iconos y mosaicos bizantinos. Representó  las mujeres en diferentes ángulos y situaciones. El quería representar los placeres físicos recreándose en el lujo y la belleza.

Klimt no se casó pero mantuvo muchas relaciones. Su gran amor o amiga fue Emile Flöge, con quien mantuvo una relación de 27 años. No queda claro si su relación fue de amistad o fueron amantes. Ella era una dama de la sociedad vienesa de principios de siglo que dedicó su vida al diseño de la moda.

 Composición de “El beso”
Este cuadro representa uno de sus mayores éxitos en su gran etapa dorada.

La obra , se ha pintado en un enorme lienzo de más de 3 metros cuadrados,1,8 x 1,8 , en el cual, sobre un rectángulo cuyo centro de gravedad está un poco desplazado verticalmente, se han trazado dos figuras humanas. La razón que llevó al artista a desplazar dichas figuras no es conocida. Puede ser que este movimiento se produjese para darle más importancia a las dos figuras, ya que es lógico pensar que si quieres darle más importancia a una cosa no haya más que levantarla un poco respecto del suelo, en el cual se representa un acantilado, cuyo significado, como ya veremos adelante, algunos predicen como el continuo  peligro de enamorarse.

Pero el formato de la obra no siempre fue este. Esta obra sufrió algunas modificaciones después de ser exhibida en su primera exposición en Viena en 1908 ya que Klimt no la consideraba finalizada. Este hecho lo demuestran sus propias palabras en una carta del 16 de julio de 1908: “ El cuadro de “Amantes” aún no está listo, en cuanto termine la exposición lo terminaré de inmediato.Gustav Klimt.

La primera modificación fue el nombre. Ha pasado de titularse “Amantes” a “El beso”. Esta idea se basa en la diferencia formal y técnica que existe entre las flores de ambas partes. Como podemos observar en las imágenes , las flores de la parte izquierda tienen un trazo más rápido, difuso o incluso impresionista. Algunos críticos contrarios a esta idea defienden que el cuadro está inconcluso, algo que no sería de extrañar ya que muchos de los cuadros de Klimt están sin terminar.


Otra corrección que sufrió la obra, tal y como se aprecia en las siguientes imágenes, la de la izquierda de 1908 y la de la actualidad, son las flores del tirante de la mujer. Estas las añadió después de su primera exposición.



También prolongó los pies de la mujer has el fondo dorado, quizá para hacer notar la fragilidad de la situación ante el próximo acantilado. Además, el fondo oscuro intensifica el contraste con las extremidades de la mujer.

También la figura de la mujer fue modificada al resaltar sus Formas de un modo más femenino y hacerla más sensual. 


Otra transformación fue la incorporación de más filamentos dorados sobre la hierba, un antiguo símbolo de fertilidad. Ello aporta fragilidad a la situación y añade curvas sinuosas que confluyen con la de la mujer, llenándola de sensualidad.


También la figura masculina sufrió modificaciones. La parte inferior de la túnica del hombre estaba decorada con ornamentaciones en zig-zag, simbología relacionada con el miembro reproductor masculino. Klimt la cambió y la sustituyó por rectángulos al igual que el resto de la túnica.

Asimismo, en la fotografía de la exposición de 1908 a la izquierda, se ve como las dos figuras se distinguen perfectamente una de otra gracias a las diferentes ornamentaciones de las túnicas, pero en el cuadro actual, como veremos ahora, a la derecha, se ve como una franja común entre los dos personajes que dificulta su discernimiento.


SIMBOLOGÍA
 
Tratemos ahora de la simbología. Aparte del conocido símbolo de la fertilidad que supone el jardín, vemos otros como el uso de las formas geométricas rectangulares enfatizando así el carácter lógico y racional del ser. En la mujer, las formas son mucho más sinuosas y sensuales. La figura femenina, está decorada con motivos en espiral que resaltan el sentido rotario del brazo que rodea a la mujer.

Es una clara muestra del hombre activo y la mujer pasiva defendido por la sociedad de aquella época.

Sabemos que representa tanto el amor carnal como el espiritual. Pero, fijándose bien,   uno se percata de que hay pocas obras de arte que dignifiquen y consagren el sexo de una forma tan lograda y sin  resultar insensible.

También es fascinante como trata el lenguaje de las manos y los gestos de los dedos.

El ornamento de las figuras fortalece el hecho de que se trata de una representación del amor universal, aunque haya diferentes teorías de quienes fueron los modelos. Unos ven el autorretrato del pintor y su amante o amiga Emile Flöge. Y otros ven un significado mitológico, es decir, Apolo besando a Dafne que se está convirtiendo en laurel.

Las cabezas coronadas con flores y hojas los coloca en el papel de héroes del simbolismo.

En la primera exposición en 1908 “El beso” se dispuso junto a las “Tres edades de la mujer”. Hay quienes defienden que podría tratarse de casi un díptico como vemos a continuación.


Es interesante observar que el beso representado en el cuadro es un beso no correspondido. Para empezar, todas las mujeres que disfrutaban con sus cuerpos y que fueron representadas por Klimt no tenían los ojos cerrados, siempre tenían los ojos o boca entreabiertos y esto hace suponer que la figura femenina de “El beso”, no está entregada en cuerpo y alma a la figura masculina. Es como si la mujer dijera: “hago lo que yo quiero y no que quiere el hombre”. Es como si una parte de la mujer residiera invulnerable al dominio del hombre, tal y como le pasaba a Klimt.

EL COLOR
 
El color dorado es uno de los sellos inconfundibles de este cuadro y quizá la razón de su éxito. ¿Por qué dispuso tanto oro? Existe una clara explicación. En 1903 viajó a Italia, donde visitó Rávena, quedando fascinado por los mosaicos bizantinos de la  Iglesia de San Vital. Sus magníficos fondos dorados le subyugaron por completo. Algunos críticos defienden que probablemente utilizó ocho tipos diferentes de pan de oro, al añadió otros colores y distintos tipos de laca para conseguir los diferentes tipos de brillo.

La monotonía y falta de perspectiva, según su punto de vista, no hacían más que reforzar la fuerza del brillo dorado. Además, esos mosaicos intentan representar el cielo cristiano, hecho que intenta plasmar con el oro. Eso da pie a creer en la divinización de las dos figuras: se trata entonces de una imagen profana sobre una idea religiosa. El beso es como un cielo erótico.

Volviendo al uso del pan de oro, Klimt es único a la hora de aplicarlo. No hay un solo dorado que sea igual a otro, lo cual, para una mentalidad no artística es algo difícil de entender: el oro es oro, tan solo tiene un color. Pero, en realidad, no es así. El artista cuidó y estudió como aplicar el mismo  o la pintura dorada en cada una de las zonas del cuadro. Así , se puede distinguir entre las motas de oro del fondo pintadas casi como proyectiles que chocan contra el cuadro o también se puede observar en que sobre el pan de oro del fondo se pintó una fina capa de pintura para darle ese característico color. Incluso hay zonas del cuadro que parecen bajorrelieves, ya que dispuso una mezcla de yeso en él para darle ese carácter tridimensional.

En fin, según mi opinión, se trata de un hombre de anchas espaldas que abraza con fuerza y besa a una mujer. Obvio. Ahora bien, la mujer está de rodillas en lo que parece el borde de un precipicio y cierra los ojos en escorzo, hacia el espectador. Del hombre, destacan, igualmente en escorzo sus anchos hombros y su robusto cuello. Ambos parecen estar en una posición forzada al tiempo que el hombre expresa una actitud de absoluto dominio.

Al fijarme en ese detalle, es cuando he empezado a comprender lo que de verdad me intriga del cuadro .¿Dónde están los personajes? Por un lado  vemos un campo florido, pero por otro, se adivina un profundo precipicio. ¿El amor es inevitablemente ciego? La mujer está con los dedos en tensión como haciendo resistencia para no caer al precipicio.

No se trata pues de un beso de entrega. Hay tensión, hay lucha. La mujer quisiera también estar de pie y con los ojos abiertos, pero estamos a comienzos del siglo XX y el movimiento feminista está en sus comienzos.

A partir de ahora, disfrutaré más intensamente de este cuadro, evitando mirar esos dedos desnudos de unos pies que se hincan en la tierra para no caer al abismo.

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