DOS FIGURAS EN EL BOSQUE



Vincent Van Gogh
Dos figuras en el bosque, 1890
Óleo sobre lienzo. 50 x 100 cm
Cincinnati Art Museum
Legado de Mary E. Johnston

Introducción
Con esta breve introducción pretendo trazar los rasgos de su última etapa pictórica,necesarios también para entender su predilección final por los bosques.



A su llegada a Auvers, Vincent escribió a Theo entusiasmado con las viejas casas pintorescas con tejado de paja, cada vez más raras. Y de este modo, le contaba: "Pero los chalets modernos y las casas de campo burguesas me parecen casi tan bonitos como esas viejas chozas que se caen en ruinas." Este contraste entre las casas de tejado de paja y los nuevos chalets coloristas, entre lo viejo y lo nuevo, será una de las claves de las vistas de Auvers que pinta Van Gogh. Con ello parece querer plasmar su propia evolución como pintor, desde su aprendizaje en la tradición holandesa y pintoresca hasta el colorismo moderno aprendido entre los impresionistas franceses. 

El intento de síntesis entre lo pintoresco tradicional y el color moderno domina en muchos de los paisajes de Auvers. En una ocasión, Van Gogh pinta las orillas del río Oise un poco al estilo de Daubigny, con pastos y vacas y campesinos. Pero al mismo tiempo, en un cuadro más ambicioso, pinta un embarcadero en el río con algunos parisienses dispuestos a disfrutar de un paseo en barca, un tema típicamente impresionista, frecuentado por Monet y Renoir. Otro escenario de la pintura de Vincent será el campo abierto: los trigales en la meseta que domina Auvers. En una carta a su madre y a su hermana hacia el 11 de julio, el pintor describe su fascinación por este paisaje: "Estoy absorbido en la inmensa planicie de campos de trigo contra las colinas, ilimitada como un mar [...]".

 Los últimos lienzos que pintó tienen un peculiar formato rectangular. Dos figuras en el bosque se considera el más rompedor y conseguido. Para los troncos Van Gogh utilizó una de su extrañas combinaciones : los complementarios violeta y azul. Muchos han querido ver aquí los barrotes de una cárcel en la que están perdidos el hombre y la mujer. Pero es sólo una prisión en apariencia. Al utilizar una perspectiva lateral, desde la izquierda, la parte derecha del cuadro aparece como un caos de troncos, pero en la parte izquierda se adivina que están colocados en hileras rectas. La pareja camina entre dos de esas filas, un camino que viene del infinito y lleva al mismo lugar del cuadro:” Dos figuras en el bosque”.

Las características más conocidas de este pintor post-impresionista  se pueden apreciar aquí: colores intensos, variados y vivos; pinceladas enérgicas, contundentes y cargadas de óleo; abundancia de las líneas curvas y diferente percepción del cuadro según estemos cerca o lejos de él.

Los dos paseante son un mero accesorio, lo importante y protagonista es el paisaje boscoso, del que curiosamente sólo vemos los troncos violáceos de los árboles y un tupido sotobosque. Quizá se traten de álamos.

 Vincent empleaba colores fuertes Ni que decir tiene,que  la paleta de colores que utilizó fue una de sus grandes hazañas. Sus colores eran vivos, y no los colores suaves de los mejores pintores holandeses contemporáneos. Él no usaba los colores grises delicados, o los suaves ultramarinos, o los amarillos ocres, sino solamente colores violentamente brillantes: verdes resplandecientes, bermellón puro, violeta-morado intenso, fuerte azul cobalto, y sobre todo, los amarillos, un fiero, brillante y brutal amarillo-cromo. 

A mí me gustaban estos colores, pero no supe cuánto hasta que vi los cuadros de Van Gogh. Esta inclinación hacia los colores vivos quizá constituya una inclinación primitiva, pero quizá, al mismo tiempo, sea una expresión de refinamiento. Todos los pueblos del sur, y los asiáticos, empleaban colores más vivos que los holandeses. Sin embargo, los pintores flamencos y holandeses primitivos de los siglos XIV y XV crearon cuadros con colores brillantes, y en los tiempos antiguos, los holandeses sabían combinar espléndidamente los colores vivos en sus vestidos y en sus efectos personales. 

... Generalmente se piensa que los colores brillantes no son tan bellos como los tonos suaves, y se considera su uso como poco refinado o infantil. El colorido de Van Eyck no se puede considerar poco refinado, ni infantil las acuarelas japonesas. Van Gogh decía que” los pintores holandeses carecen de coraje para usar los colores genuinos en sus cuadros”. 

Se necesita coraje para usar esos colores, por la dificultad y el peligro inherente a su empleo. Quien los usa pobremente produce algo realmente feo y peor que si emplease tonalidades más suaves.... Descubrí que Van Gogh era, al mismo tiempo, brutal y bello en su manera de pintar. Exageraba mucho. A veces pintaba árboles rojo sangre, hierbas verde-azuladas y rostros amarillos azafranado. 

Más tarde pude comprenderlo. Tras ver sus cuadros empecé a ver sus colores en los objetos, porque él era capaz de extraer los colores esenciales de las cosas. 

En el cielo, al anochecer, hay verdes, mientras abajo, en los campos, surgen colores púrpuras, y él pintaba la combinación verde-púrpura de una forma maravillosa. Y era maravillosa porque era verdad. Había elegido la correcta combinación de colores, que se correspondían con la belleza encontrada en la naturaleza, y que él había extraído en toda su pureza y plasmado en un hermoso contraste. Él podía enaltecer la armonía de los colores manteniéndolos en un equilibrado balance.

 Cabe preguntarse ¿Debemos pedir siempre al artista que reproduzca la apariencia real de las cosas, o más bien, uno debería pedir que el artista exprese tan fuertemente como sea posible su visión de la realidad, lo que es capaz de apreciar a través de su vida espiritual o emocional? Preciosa cuestión para meditar.




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